miércoles, 2 de mayo de 2018

Mompiche, Esmeraldas.

Llegar a Mompiche fue sin dudas, el dolor de cabeza más grande que tuvimos en el viaje en cuanto transporte. Para comenzar, partimos a las 9 am desde Puerto López con destino a Manta, una ciudad costera mucho más grande. Desde allí nos tomaríamos un bus hasta Atacames o Pedernales, pero al llegar nos desayunamos con el detalle de que los micros salían solamente a las 9-10 de la noche. Por lo que debimos quedarnos todo el día en la terminal de Manta. Podríamos haber ido a un shopping cercano a hacer tiempo, como nos sugirieron. Pero teniendo todo el equipaje encima era más un problema que una solución. Nos quedamos jugando al tutti frutti y a las cartas por nueve horas.

Nos tomamos el micro y a eso de las cuatro de la mañana arribamos en Atacames. Nos encontramos con una especie de gran galpón que usaban como "terminal", la cual estaba completamente cerrada. Nos alarmamos al ver que la gente se iba yendo y que nosotras debíamos esperar hasta las siete y media para tomarnos otro micro que nos llevaría a Mompiche. Imaginense a esa hora de la mañana, después de 8 horas de viaje en micro y 9 horas de espera en la terminal de Manta. Queríamos llegar a la playa urgentemente y descansar un poco. Esperando el micro de las 7 y media, nos hicimos amigas de un grupo de nueve amigos chilenos que también viajaban rumbo a Mompiche y nos resguardamos un poco en ellos para no estar solas.

Finalmente se hicieron las 7,30am y luego de 3 horas más de viaje llegamos a Mompiche.

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